jueves, 31 de enero de 2008

La botella

El lunes pasado en clase de Sociedad hicimos una actividad interesante. Nos pusieron fotografías en la mesa y estas tenían escrito un título. Teníamos que elegir una y escribir una historia que involucrara una problemática social. La fotografía que elegí era una avenida muy congestionada; bajo la imagen venía escrito "La botella". A continuación les comparto la historia que escribí, titulada de la misma manera.

···

Eran las tres de la tarde y Marcos estaba desesperado. Tenía que llegar a su casa para comer y alistarse para su siguiente trabajo. Desafortunadamente estaba atorado en el tráfico.
_¡Cinco centímetros en media hora! ¡Esto está peor cada día!_ pensó para si mismo.
Por más que intentara controlarse, sabía que no tardaría en perder los estribos. El punto era que los perdería; lo peor era que no dependía de él, sino de su horrible y desgraciado ambiente.
No pasaron ni dos minutos cuando la ola se hizo evidente y el efecto Doppler hizo de las suyas. Desde detrás se extendió el sonido del claxon hacia toda la calle.
_¡Lo que faltaba!_ gritó y enfurecidamente el tocó su claxon y se dejó llevar por su desesperación.
De repente se puso a pensar por qué estaba metido en esa mierda, por qué tenía que aguantarla diario, por qué no se largaba de esa horrible ciudad para jamás jamás volver. La razón era ella: Teodora. Quería formar una familia, la quería a ella. ¿Pero por qué demonios en esa maldita ciudad? ¿Por qué en un lugar atascado de gente hasta en las alcantarillas? Y la respuesta era ella: Teodora. Pero, ¿realmente valía la pena el quedarse a vivir ahí solo porqueella deseaba estar cerca de sus padres? ¿Realmente ella valía la pena?
Pensó en su desesperación nuevamente. En que ya no quería pasar jamás por eso. ¿Cuántos años de su vida se habían ido al carajo por ataques de ira sin sentido? Solo tenía 27 años, pero se sentía muy acabado.
_OK, trataré de controlarme_ dijo para si al tiempo que respiraba profundamente e ignoraba los claxon del exterior_ ¡¡Maldita sea, ESTE PUTO CALOR!!
No sirvió de nada y se dejó llevar de nuevo por la ira. No solamente se limitó a tocar su claxon, sino que furiosamente abrió su puerta. Golpeó al auto que tenía al lado y el dueño de este salió para reclamarle. Comenzaron a gritarse mientras los furiosos claxon de los demás carros servían de fondo.
Marcos sacó de su cajuela su gato hidráulico y lo lanzó hacia el otro conductor, quien al esquivarlo provocó que se impactara contra un tercer vehículo. Su conductor también se bajó y se unió a la trifulca. Marcos subió al cofre de otro vehículo con la idea de ir a golpear al sujeto al que arrojó el gato, y la conductora de ese vehículo que pisó se unió también a los gritos y alaridos. En unos minutos más la mitad de los conductores de la calle estaba fuera de sus vehículos, encontrando una distracción al jodido tráfico y la hartante monotonía.
En un puente peatonal, a unos 200 metros adelante de ahí, estaban dos oficiales de tránsito.
_¡Chale! ¡Ya se están agarrando a trancazos, pareja!
_Pos al menos encontraron algo en que distraerse.
_Y todo por ese cuello de botella...
Detrás de los tránsitos solamente los carros estaban pasando por un carril. Uno de cuatro.
_A ver cuándo lo arreglan, ¿no?
_¿Pa' que? Es divertido ver como se dan de madrazos. Espero que se repita mañana._ y dijo eso último al tiempo que mordía su torta y un aguacate se resbalaba hacia la transitada avenida.

1 comentario:

Poul dijo...

las tortas de aguacate son geniales.