jueves, 15 de julio de 2010

El pueblo bajo el sombero de humo

Demasiado grande para los que hemos nacido,
muy pequeño para los que han venido.
Nadie encuentra la medida justa,
yo quiero hierro, tú quieres madera.

Entre huertos y naves industriales,
en la mira de ciudades capitales,
una villa no puede ser presa
de los que siempre la piensan sometida.

Una iglesia como la catedral,
pisos de protección oficial.
El aire limpio es una falacia,
procesión de muertos en la farmacia.

Cuando paséis por la autopista
que va paralela al mar,
si es de noche, alzad la vista,
veréis un cielo rojo y claro,
y encontraréis, muy cerca del hedor
el pueblo... el pueblo bajo el sombrero de humo.

Las chimeneas escupen veneno,
inmigrantes luchando por un destino,
niñas que dejan las escuelas
y de repente son madres y mujeres.

Los obreros no pueden cantar,
una radio les ha hecho callar,
los campesinos no tienen hambre,
ya no suena la vieja campana.

Y la luz de la tarde se fundirá
cada noche al encontrar al día siguiente,
nos sacaremos botas y ranas
en un bar enjuagaremos derrotas.

Cuando paséis por la autopista
que va paralela al mar,
si es de noche, alzad la vista,
veréis un cielo rojo y claro,
y encontraréis, muy cerca del hedor
el pueblo... el pueblo bajo el sombrero de humo.

Traducción de: