martes, 8 de abril de 2008

Mi profesor ideal

Un profesor ideal sería la persona capaz de apoyar eficazmente en los procesos cognitivos de un individuo para que estos se desarrollen de una manera óptima. El tiempo en el que se desarrollen estos procesos realmente no debe de importar, ya que el objetivo primordial es la asimilación y el manejo de los conocimientos y su aplicación posterior. Desafortunadamente estos conceptos son utópicos en nuestros días, y en gran medida es responsable la sociedad en la que nos encontramos inmersos, así como el sistema de competencias que se ha implantado en la educación y en el mundo laboral contemporáneo.

Este ambiente desconcierta a los estudiantes generando estrés, apatía y hastío hacia el modelo educativo actual y, en particular, a ciertos temas o materias que, aunque importantes, podrían no parecer interesantes debido al contexto personal reciente de cada joven. Con esto quiero decir que la identidad de cada individuo se va afectando por diversos factores externos, y de tal manera cambian continuamente sus intereses y sus maneras de ver el mundo, y por tanto el modo en el que se adquieren los conocimientos.

Bajo este contexto he de decir que definir a un profesor ideal es un concepto demasiado pretencioso ya que involucraría una adaptación constante a la mutabilidad y al humor de los mismos estudiantes. Suena como algo imposible de realizar, ya que implicaría que cada profesor se enfocara solamente en un alumno y el concepto de grupo se perdería. Y aun así, una tarea de tal magnitud conllevaría una completa pérdida de la propia identidad del profesor en pos de siempre adaptarse al alumno. Viéndolo de este modo, el profesor ideal no existe como ente físico.

Queda simplemente, entonces, como una metáfora en nuestra mente. Es decir que el profesor ideal de cada uno de nosotros somos nosotros mismos, ya que es nuestra obligación la continua superación y la curiosidad por aprender temas nuevos. Solo nosotros sabemos que es lo que más nos interesa en determinados momentos y la manera en como lograr un aprendizaje significativo de tales cosas. Así queda, por tanto, que la labor que podría realizar un docente sería servir únicamente de guía y de compañero de diálogo para el estudiante. Ante las dudas surgidas, el docente emitiría su opinión al tiempo que invitaría al alumno a investigar más sobre un tema.

Para concluir, ¿qué hay de diferente, pues, entre este modelo y el esquema que hemos venido implementando en clase en las últimas semanas? Si bien es cierto que se busca el diálogo y se estimula la investigación y el propio interés, la comunicación alumnos-profesor no ha sido satisfactoria. Esto se debe a que nuestra experiencia cognitiva en años anteriores (y aun en algunas materias de este semestre) es diametralmente opuesta a esta dinámica de trabajo. La apatía y desinterés que los alumnos inspiran se deben más al bombardeo constante de pendientes y proyectos que se tienen por cubrir en diversas materias que a otra cosa. Llevar de una manera más tranquila y organizada nuestro plan de estudios sería una solución buena, ya que realmente los conocimientos se apreciarían y no solamente se revisarían. El mundo necesita detener su marcha un momento, aunque esto también suene demasiado pretencioso.

P.D. Escrito para la materia de Gestión de la Profesión

1 comentario:

Concertina dijo...

Creo que el maestro ideal, sería Dora la exploradora (la caricatura), o Blue (de las pistas de blue), ya que si ves los programas aunque parezcan estupidos estas viendo y adivinando xD

No ya en serio, la verdad si, esta tarea nada mas era para tantearnos de o tal vez adular a la maestra o.o
Pero que asco, yo tengo aproximadamente 2 años sin que un maestro me anime .. solo el internet