miércoles, 9 de abril de 2008

Y la luna, sonriente...

A veces, en los días cálidos, suelo tener mucho frío. Y las palabras van dejando lentamente de fluir hasta que se detienen en el aire... y así permanecen hasta que los extraños se las roban. Y entonces deja de ser día y se da paso a la noche... y en mi apatía el viento me susurra que gire mi cabeza al cielo... y la luna, sonriente.

Un segundo de silencio, y vuelve el viento a susurrarme sin decir nada concreto. No comprendo y me recuesto, y siento extenderse en mí aquel cansancio acumulado por semanas de desvelo. Cierro los ojos un momento y vuelve el viento a hablarme en sueños... me pide que nuevamente observe la negra noche. Abro los ojos y veo las estrellas tan distantes... y la luna, sonriente.

Siento que sólo sonríe para burlarse de mí y aunque trate de animarme jamás lo va a conseguir. Y cuando pueda reír la luna no sonreirá, puesto que estará pensando si aún puede continuar. El viento seguirá ahí, y me hará voltear de nuevo al cielo. Me seguirá susurrando y despertando emociones en mi... emociones que me han robado, al igual que mis palabras. Ahora por mi cuenta miro al cielo... y la luna, sonriente.

1 comentario:

Catriela Soleri dijo...

Percibirse como adulto es una gran roca cayendo sobre la cabeza.

Siento que todo sonríe across the universe, menos yo.