lunes, 19 de mayo de 2008

Tus caminos misteriosos también son míos

Y de repente me quedé estancado. Miré a mi alrededor y solo vi un centenar de pútridas intenciones, deseos más falsos que la tercera luna de Marte. A mi auxilio acudió una inapelable nausea que me hizo apartar la vista y volver a la oscura morada de mi mente.

Y es ahí donde ahora reposo, vaciando cualquier designio hasta matarle por inanición de ilusiones. Pareciera que ahora ese mundo colorido me agrede, me agobia, me insulta y me resulta horroroso. No, no puedo con tanta luz.

No hay comentarios: