miércoles, 28 de mayo de 2008

Asesino

Hoy me miré al espejo y me encontré con unos ojos desconocidos; esos ojos causaban asombro e infundían temor. Era la fría mirada de un hombre sin corazón, de un asesino sin control. Creí conocer a cada parte de mi ser, pero este repentino encuentro no hacía más que confirmar lo equivocado que estaba.

Entonces sentí más curiosidad que miedo, y quise saber más del muerto; muerto, puesto que esa mirada no reflejaba la vida. Después, de lo profundo de su ser se escaparon unas palabras pronunciadas con la voz más grave que había escuchado en todo el día: "Linda noche".

Me sorprendí y di un paso hacia atrás. El espejo mostraba una imagen de mí con actitud de asombro: era claro que el asesino se había ido. Me preocupé e indagué sobre su posible paradero, pero descubrí que si de mí vino, hacia mí debió huir.

No hay comentarios: