domingo, 18 de noviembre de 2007

Algo que se me ocurrió mientras me bañaba xD

Cierto día un hombre llegó temprano a un edificio con muchas habitaciones. Al entrar, la encargada le dijo que podía entrar en la habitación que le quisiera y pasaría a ser de su propiedad. También le dijo que si algún día deseaba cambiar de habitación podría hacerlo siempre y cuando no estuviera alguien más dentro de ella.

El hombre se dispuso entonces a buscar una habitación que le agradara. Comenzó por abrir la puerta de la habitación #1. Era una habitación amplia y fresca, con una luz muy intensa proveniente de la ventana.

"Esta habitación parece muy cómoda, lástima que las cortinas sean rosas"_ dijo el hombre.

Así que retrocedió y fue a abrir otra puerta, la de la habitación #13. El hombre esperaba que fuera una habitación totalmente diferente, y estaba en lo cierto. Al abrir la puerta se encontró con un lugar que parecía casi celestial. Todo en la habitación era blanco, y de las ventanas entraba una luz igual de blanca.

"Me gusta mucho este lugar, debe haber ángeles ahí dentro. Si no encuentro una mejor habitación que esta, entonces volveré para quedarme aquí."_ mencionó.

Y así fue revisando varias habitaciones. Hubo otras que le parecieron más agradables y otras que no le gustaron en lo absoluto. Así que decidió volver a la habitación #13, pero al abrir la puerta descubrió que ya estaba ocupada. Luego de disculparse por la intromisión, cerró la puerta y se fue desilusionado a sentarse en el piso para descansar un rato. De pronto, un sujeto salió de una habitación dejando la puerta abierta tras de sí, para entrar en una de las habitaciones de enfrente cerrando la puerta de golpe.

"¿Qué habrá pasado? ¿Por qué se habrá cambiado de habitación?"_ pensó el hombre.

Se levantó del suelo y caminó hasta el umbral de la puerta. Vio que sobre una silla estaba la chamarra del hombre que estaba hace rato ahí. Miró la habitación y se percató de que era una de las que al principio no le había gustado mucho, pero sin embargo, ahora le parecía acogedora. Tenía una atmósfera oscura, y por las ventanas podía verse un cielo gris y lluvioso. La luz amarillenta provenía de una pequeña lampara en el buró.

"Tengo ganas de entrar, pero no se si sea una buena decisión"_ dijo el hombre.

Se quedó contemplando la habitación, percibiendo su belleza e imaginando lo cómoda que estaría la cama. Se sentía atraído por aquel lugar, ya que el cielo gris le traía muy gratos recuerdos de tiempos pasados, pero por alguna extraña razón creía que no debía entrar.

"Esta habitación no es mía, sino del hombre que hace rato salió de aquí"_ pensó.

Este pensamiento le molestaba, y mientras se debatía que hacer, siguió contemplando la habitación. Desde la ventana alcanzó a ver como el cielo gris daba paso a uno de un intenso azul oscuro adornado con brillantes estrellas. El hombre consideró esto como una invitación a pasar, y haciendo de lado los pensamientos que hace poco había tenido, se dispuso a entrar. Pero el sujeto que había salido de esa habitación volvió a ella intempestivamente cerrando la puerta justo frente a las narices del otro hombre.

"Sabía que volvería. Ahora no tengo una habitación donde quedarme, supongo que sería bueno ir a hablar con la encargada"_ dijo para sí.

Al llegar con la encargada, el hombre le explicó lo que había pasado.

"¿Sientes cómo si te gustara algo de todas las habitaciónes?"_ preguntó la encargada

"Exactamente, aunque la que más me gustó está ocupada. Por eso será mejor que me vaya"_respondió el hombre

"No te preocupes, en días anteriores me he encontrado con personas como tu: indecisas sobre que habitación elegir. ¿Prefieres irte para siempre o quedarte aquí y ayudarme a cuidar este lugar?"_ propuso la encargada

"¿Y que tendría que hacer?"_ preguntó el hombre extrañado

"Muy sencillo: los pasillos deben estar limpios y relucientes, y también hay algunos días que los ocupantes dejan las habitaciones para volver después, en esos ratos tu trabajo sería entrar y limpiar."_ explicó la encargada

"Pero, ¿no se supone que cada ocupante es responsable de su habitación?" _ preguntó el hombre

"Por supuesto, pero hay algunas personas que no saben hacerlo. ¿Aceptas el puesto?"_ dijo ella

"Desde luego que sí. Será un honor"_ dijo el hombre.

Desde entonces, el hombre vive feliz en los pasillos de aquel lugar. Entra a las habitaciones cuando es necesario limpiarlas y ayuda a los ocupantes cuando estos lo requieren. Alberga la esperanza de qué tal vez, algún día, pueda reclamar como suya una de las habitaciones, en especial aquella de la tenue luz y la atmósfera oscura, la cuál al pasar del tiempo seguía siendo su favorita.

P.D. Hoy tuve el mejor domingo en mucho tiempo. Me siento muy feliz de eso ^^

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