viernes, 1 de mayo de 2009

Atisbos de esperanza

Desperté y sonreí vislumbrando un día armonioso. Mis labios lentamente rezumaron tu nombre y mi mente reprodujo tu imagen con los elementos de mi alcoba. A lo lejos escuchaba una melodía tranquila que no conocía, pero que, muy dentro, la sentí como mía.

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