viernes, 19 de septiembre de 2008

Rayando una percepción conocible

Tal vez mi espíritu no sea lo suficientemente fuerte para trazar una línea en el lienzo de la existencia, ni hablar de dos o tres. Podría ser que mis pies nunca toquen el suelo y se mantengan por siempre sobre nubes de miedo y fantasía. Incluso parece posible que vea mi propia extinción en tus ojos sin que ninguno de los dos haga algo, pero ¿qué más puedes esperar de un esbozo de ser humano? ¿de una conciencia no terminada? ¿de un experimento?

No puedo vivir la vida que todos llevan, no hay lugar para mí en este mundo. No hay maldad dentro de mí y para lograr algo se requiere ser vil y cruel. A la gente no le importa herir a sus semejantes siempre y cuando se sientan bien ellos mismos; a mi me es imposible hacer eso. Detesto la maldita lógica del equilibrio implantada en mí por no se que ser mitológico en uno de mis más infames sueños. Detesto las falsas costumbres sociales, máscaras sobre máscaras, que no hacen otra cosa que generar inflexiones en las mentes de los más desprotegidos truncando toda esperanza. Detesto que, por esas mismas costumbres, todo se mecanice y los problemas se minimicen.

Podrás llamarme como quieras, podrás cambiarme a como gustes, mas es imposible que me vuelvas un bellaco. Podrás también alterar mi realidad una vez más como lo has hecho siempre, la diferencia es que ahora serás consciente de ello. Ya has trastocado mis creencias, pero no por ello me has vuelto malvado. Ya he escuchado tus palabras y las he memorizado, pero no por ello terminaré odiando a mi enemigo. Mi sangre es lo más valioso que tengo y si me lo pidieras te la daría sin titubear.

1 comentario:

Anita dijo...

que verdad más grande¡¡¡ yo también detesto las costumbres sociales, y justo ahroa ya empezamos en una de ellas, la terrible Navidad... la falsedad , la hipocresía, como bien te refieres , un mundo lleno de maldad, donde sufren los que son buenos...