martes, 23 de septiembre de 2008

Al compás del silencio

Al despertar, una amenazante sombra se cernía sobre él. No lo sabía con seguridad, pero intuía que su muerte estaba cercana. Quiso escuchar a su propia conciencia y evitar, por un momento, los murmullos de siete eruditos, de dos princesas, de una estatua y de un centenar de aves oscuras. Entonces quiso resolver su gran dilema: llegar a la cima de la montaña del poder.

Trató de escalar una ladera y se lastimó el orgullo al intentarlo. Miró entonces sus manos y sus pies y supo que no contaba con las herramientas necesarias. Comprendió que no había nada que pudiera hacer mas que sentarse a esperar su destino. De pronto, el viento llegó y le susurró algo al oído. Él sonrió y se sintió agradecido. Se dejó llevar entonces por la música del silencio y descubrió que no necesitaba llegar a la cima de la montaña del poder, puesto que ya se encontraba en otra cima: la de la colina de la paz.

Ahí extendió su espíritu y se puso a organizar sus pensamientos, preservar los mejores momentos; era evidente que su fin sería inminente. Hecho esto solo pudo sonreir una vez más y sentarse a esperar a que llegara el momento, acompañadolo el viento solamente en pensamiento.

No hay comentarios: