domingo, 28 de diciembre de 2008

Crónica de un viajero (Parte I)

Ya ha pasado poco más de un año desde que me dí cuenta que ese lugar, tan recurrente en mis sueños, existía de verdad. Cuando me enteré, sentí un fuerte deseo por encontrar el camino para llegar allá. Pasé dos meses consultando mapas, registros y diarios hasta que por fin, una noche de diciembre, encontré el sendero que debía seguir. Decidí que esperaría a mediados de enero para comenzar el que sería el más grande viaje de toda mi vida.

Cuando llegó la hora de partir, lo hice en silencio, de madrugada, sin despedirme de nadie. Era más fácil así puesto que no tendría que dar penosas explicaciones si me preguntaban hacia donde me dirigía. Mentir no era una opción, ya que nunca se me había facilitado hacerlo. Si me preguntaban, contestaría con la verdad. «A un lugar que he visto en mis sueños», habría dicho. Eso hubiera generado preguntas que no sabría responder. Por eso, opté por simplemente marcharme.

1 comentario:

Carlos Gregorio dijo...

Excelente como prólogo de una fantástica novela, una lucha del interior, son esas líneas las que se disparan en una gran epopeya.


Saludos Fraternales.