domingo, 9 de diciembre de 2007

Constructores Lunares

Esto que aparece a continuación es otro sueño que tuve hoy. No es una pesadilla, es un sueño bastante divertido. Desde ahorita hago la aclaración de que NO APARECEN TODOS EN ESTE SUEÑO, para que no me estén reclamando, ¿eh? Utilizaré el mismo estilo que use para escribir mi sueño anterior.

◊ ◊ ◊

Estaba en mi cocina desayunando tranquilamente un cereal extraño pero delicioso, tenía sabor sandía. Parecía ser un fin de semana, aunque no estaba seguro. De repente escuché el claxon del Atos de Poul y fui a ver.

Poul: ¡Apurate, vas a llegar tarde!
Lalo: ¿Eh? ¿A clases?
Poul: ¡No! ¡Rápido!
Lalo: Bueno, deja voy a alistarme

No tenía idea del lugar o evento al que se supone que llegaría tarde, pero solamente subí por mi reloj, mi teléfono, mi cartera y me puse mis tenis. Salí corriendo y me subí al Atos.

Poul: Dejaste tus papeles ahí atrás

Yo sin preguntar voltee y vi un folder. Lo tomé y me puse a checar los papeles que venían ahí. Era una hoja de registro con mi foto y una carta escrita con mi propia letra. Leí unos renglones. Al parecer en la carta trataba de explicar mis razones por las cuales quería convertirme en un constructor lunar. Luego vi un folleto que estaba detrás de esos papeles donde te invitaban a ser un "Lunar Builder". Ahí fue cuando de repente recordé todo.

Lalo: ¡Es cierto! La selección es hoy y yo ni en cuenta.
Poul: Pues si, y eso que ayer me recordaste que pasara por ti temprano.
Lalo: Perdón. ¿Sabes donde va a ser, verdad?
Poul: Pues nomas me dijiste que en el centro, pero la verdad no se exactamente donde.
Lalo: En el quiosco, al menos eso dijo la persona con la que hablé por teléfono.
Poul: Bueno.

Y seguimos el camino hasta el centro y entramos en un estacionamiento que por inauguración estaba a un peso la hora, pero que estaba extrañamente solo. Cuando fuimos a la caseta para recoger el boleto resulta que un payaso era el que estaba atendiendo. Le dio el boleto a Poul junto con unos dulces. Poul inmediatamente se guardó el boleto pero me dio los dulces.

Poul: Detesto que hagan eso.
Lalo: ¿Que te den dulces?
Poul: Sí.
Lalo: Quien sabe, me da igual.

Caminamos al quiosco y no había nadie que pareciera pertenecer al programa de constructores lunares y me senté en una banca a esperar. Poul siguió de pie.

Poul: ¿Te vas a esperar?
Lalo: Obviamente. Metí mis papeles para la selección y tengo que ver si me eligen.
Poul: Bueno, ahí te quedas, yo ya me voy
Lalo: Ok, adios.

Por unos minutos estuve esperando y me quedé viendo unas palomas que estaban picoteando un trozo de pizza que estaba en la banca de enfrente. Me hizo gracia y me paré a espantarlas, pero por más que agitaba los brazos las palomas no se movían.

Palomas: Nosotros compramos la pizza, déjanos en paz, ¿no?
Lalo: Oh, perdón... es que pensé que la pizza estaba ahí abandonada. Además ustedes se supone que comen semillas y arroz.
Palomas: Podemos comer lo que queramos
Lalo: Bueno, si ustedes lo dicen...

Y me regresé a la banca donde estaba pero antes de que pudiera sentarme un anciano de traje azul marino me habló.

Anciano: ¿Es usted Eduardo Carvajal?
Lalo: Si, soy yo. ¿Viene de parte de los constructores lunares?
Anciano: Si, así es. Le mostraré el camino donde la reunión tendrá lugar, si gusta acompañarme.
Lalo: Ah, claro que sí.

Lo seguí por la plaza principal y luego dio vuelta a la derecha en la esquina del McDonald's. Como a media calle abrió una puerta verde que daba a unas escaleras y subió por ellas. Arriba había una pequeña sala de sillones viejos.

Anciano: Le pido que espere aquí, por favor. Los demás inscritos vendrán pronto.
Lalo: ¿Aquí es donde va a ser la selección? Yo esperaba un lugar más elegante, como un hotel o algo así.
Anciano: Ha visto demasiadas películas, joven Eduardo.

No supe que responder a eso y el anciano entró por una puerta justo enfrente de los sillones. Pasé ahí una hora más o menos mientras leía algunas revistas que estaban en una mesita. Después se escuchó que tocaban el timbre. El anciano salió de donde estaba y bajó las escaleras para abrir la puerta principal. Desde donde estaba sentado no alcanzaba a ver quién había llegado. Luego el anciano se puso delante de mí.

Anciano: La otra persona inscrita está aquí. Ya podemos comenzar a darles la explicación.
Lalo: ¿La otra persona? ¿Qué no se supone que iban a ser muchos más?
Anciano: Desde aquel accidente donde el joven César murió ya nadie quiere ofrecerse como constructor lunar.

Dijo esta última línea mientras señalaba una foto en la repisa. Era nada más y nada menos que la foto de Galerías que salió en el corto de Poncho, solo que enmarcada en un porta retratos de vidrio.

Lalo: Oh, ya veo... y entonces, ¿como harán la selección?
Anciano: No habrá selección. Usted y la otra persona voluntaria irán en una misión de seis meses a la luna para participar en el programa.

Melissa salió de detrás del anciano. Llevaba una mochila amarilla y de ahí sacó el folder con sus documentos que se lo entregó al anciano.

Anciano: Ella es la señorita Melissa, la otra voluntaria. Espero que puedan llevarse bien porque, como dije, estarán seis meses allá arriba.
Lalo: ¿Melissa?
Melissa: Sip, yo. ¿Qué te sorprende?
Lalo: Nada, aunque me pregunto quien más va a salir en este sueño esta vez.
Anciano: ¿Como sabe que es un sueño?
Lalo: No lo se, pero es un sueño.
Melissa: Si fuera un sueño podría leer tu mente.
Lalo: Ah, bien dicho. A ver, ¿en qué estoy pensando?

Puse todo mi empeño en visualizar chocolate. Varias marcas de chocolate pasaban por mi mente e iba recordando su sabor.

Melissa: No se. Te digo que no es un sueño.
Lalo: ¿Y si estás fingiendo?
Melissa: ¡Jamás!
Lalo: Bueno, te creeré.

Aun estaba convencido de que era un sueño, porque eso de ver palomas hablar no era normal. Aunque por alguna extraña razón no se me hizo tan raro platicar con las palomas.

Anciano: Bueno, procesaré sus documentos y en unos momentos el instructor va a venir a hablarles sobre las actividades que tendrán que desempeñar en la colonia lunar.

Le extendí mi folder al anciano. Luego de que lo tomó abrió ambos folders y sacó las cartas escritas a mano. Las hizo bolita y siguió así hasta que las redujo de tamaño y se las metió por los ojos. Parpadeó varias veces y se nos quedó viendo un rato.

Anciano: Muy bien, las cartas están bien. Ahora sus fichas de registro.

Tomó las fichas de registro y ahora las dobló por la mitad 6 veces y se metió las dos a la boca. Deglutió y luego de eructar nos volteó a ver nuevamente.

Anciano: No me gustan las fotos en blanco y negro, pero por lo demás está todo bien. Esperen aquí, en unos momentos más llegará el instructor.

Pensé que nos harían esperar otra hora, pero justo después de que el anciano se retiró por la puerta que estaba enfrente de los sillones salió por ahí mismo Fermín.

Melissa: ¡Fermín! ¿Tu eres el instructor?
Fermín: ¿Fermín? Yo me llamo Flavio y si, soy el instructor.
Lalo: Ah, es que te pareces mucho a un amigo que se llama Fermín.
Melissa: Y le decimos 'caballo'.
Fermín: ¿Caballo? Que apodo tan raro. A mi me dicen Vick Vaporrub.
Lalo: ¿Por?
Fermín: Se nos hace tarde. Comenzaré a explicarles.
Melissa: Dinos por qué te dicen Vick Vaporrub.
Fermín: Arggg... está bien. Porque en la primaria quería que me dijeran McCormick pero un compañero se equivocó y me dijo Vaporrub.
Lalo: Que apodo tan jodido, Mc Cormick.
Melissa: Tampoco Vaporrub está nada choncho.
Fermín: Vaporrub es el mejor apodo que puede haber.

Luego de eso nos explicó con un plano que extendió en el suelo lo que debíamos hacer en la luna y el porqué solicitaban voluntarios y todo el proceso... recuerdo que solamente estaba viendo el reloj girar mientras Fermín seguía hablando, yo no escuchaba nada de lo que decía. Luego de que hubo oscurecido escuché su voz nuevamente.

Fermín: ¿Está claro?
Melissa: Más que claro.
Lalo: ¿Eh?, ah... sí, claro.
Fermín: Bien, duerman un rato en estos sillones o en el cuartito de ahí a la vuelta mientras programamos su viaje espacial.
Melissa: Pido cuartito.

Melissa salió corriendo en dirección a un pasillo que había a la izquierda.

Lalo: Pues ya que, me quedo en el sillón.
Fermín: Ten cuidado que a veces se le botan los resortes y a veces matan a las personas.

Luego de decir esto también señalo a la foto de Galerías.

Lalo: ¿Eh? Creí que había muerto en la luna mientras era constructor.
Fermín: Si, murió en la luna. Lo que no sabes es que él se llevó el sillón a la luna.
Lalo: ¿Y de que sirve un sillón en la luna?
Fermín: Probablemente se lo llevó para hacer palomitas, que se yo. Ya duermete. En unas horas ya estarán en la luna.

Me tendí mejor en el piso para evitar morir de un resortazo. Cerré los ojos y dormí. Cuando desperté estaba en la luna, con Melissa a un lado. No teníamos propiamente un traje espacial, pero era algo parecido. Algo así como un traje espacial de muy bajo presupuesto. Todo lo que Fermín decía lo escuchábamos por los radios.

Fermín: Lalo, ¿me escuchas?
Lalo: Fuerte y claro.
Fermín: Melissa, ¿me escuchas?
Melissa: Si, Fermín. Te escucho bien
Fermín: Que me llamo Flavio. Pero bueno. Les mandamos una caja de madera con pilas cuadradas de 9V. ¿La ven?
Lalo: Si, está detrás de nosotros.
Fermín: Bien. Las usarán para los walkie talkies que tienen.
Melissa: ¿Walkie talkies?
Fermín: Sí, es que no había presupuesto para radios y tuvimos que usar walkie talkies chinos.
Lalo: No jodas, ¿qué no salen más caras las pilas?
Fermín: No, esas las proporciona un patrocinador. Bueno, deben cambiar las pilas cada 20 minutos para mantener la comunicación, ¿entendido?
Lalo: Bien. ¿Y ahora?
Fermín: Pues ya les expliqué lo que tienen que hacer, así que haganlo.
Melissa: Oye Fermín, el anciano había dicho algo de una colonia lunar. ¿Dónde está?
Fermín: ¡Que soy Flavio!. Y pues, "Colonia Lunar" es el nombre clave de la tienda de campaña que delante de ustedes. Ahí van a dormir y a comer.
Lalo: ¿Qué vamos a comer?
Fermín: Les vamos a enviar la comida luego, pero primero ponganse a trabajar.

No tenía idea realmente de qué era lo que debíamos hacer puesto que me quedé como ido mientras Fermín (o bueno, Flavio) explicaba el asunto.

Lalo: Melissa, ¿sabes que hacer?
Melissa: Creí que tu le estabas poniendo atención.
Lalo: No, me quedé viendo el reloj. Creí que tu eras la que estabas poniendo atención.
Melissa: Yo también andaba viendo el reloj.
Lalo: Pues, ¿qué hacemos?
Melissa: No se... ¿correr por ahí?
Lalo: Pues ya que.

Estuvimos disfrutando de la baja gravedad por un momento cuando Fermín nos contactó de nuevo.

Fermín: ¿Qué estan haciendo?
Lalo: Estamos haciendo... algo.
Fermín: Arg, otros que se quedaron viendo el reloj en la explicación.
Melissa: Perdón Fermín.
Fermín: Ya, tu puedes decirme Fermín, aunque eso no significa que lo sea. Creo que así habrá menos problemas. Bien pues, les explicaré. Tienen que llegar al fondo de los pozos que están perforados unos 10 metros adelante de su posición y ponerles azúcar glass. La llevan en la parte izquierda de sus trajes espaciales.
Lalo: Ok, parece sencillo.

Melissa se adelantó a donde estaban los pozos y sacó una cuerda de su traje espacial.

Melissa: Agarra la cuerda, yo voy a bajar.
Lalo: Ok, está bien.
Melissa: No me sueltes.
Lalo: No lo haré a menos de que alguien me ofrezca chocolate.

Melissa comenzó a bajar y yo estaba sosteniendo la cuerda. De repente llegó Mariana con disfraz de pingüino.

Mariana: Hola, ¿quieres un poco de chocolate?
Lalo: Oh, claro. Gracias.

Involuntariamente solté la cuerda y solo escuché un grito y un vidrio rompiéndose.

Mariana: ¡Uy! ¡Ya la rompiste!
Lalo: ¿Eh? ¿Melissa tenía huesos de vidrio?
Mariana: No, ese sonido fue el azúcar glass.
Lalo: Que mal chiste ¬¬
Mariana: No es chiste, comete el chocolate pues.
Lalo: Pero me tendría que quitar el casco.
Mariana: Bien lo vale.
Lalo: ¡Pero moriría!
Mariana: ¡Es chocolate!

Me quité el casco, mi cabeza explotó y todo se quedó en negro. Abrí los ojos nuevamente y picoteaba un pedazo de pizza.

◊ ◊ ◊

Fin del sueño. Claramente no fue una continuación del otro sueño, fue uno más divertido. ¡Quiero más sueños de estos! ^^.

4 comentarios:

Catriela Soleri dijo...

Choncho. Me lo imagine con fundido en negro y todo el rollo.

Quiero chocolateee T.T

Oye era un pingüino como los de bon ice?

Concertina dijo...

Mariana malvada, hiciste que muriera!!

Ese Galerias de tu sueño suena tan el ... llevarse un sillon a la luna.

Catriela Soleri dijo...

Jajaja si. ¿Qué haremos sin esa galleta de sillones resortudos?

Iconnè dijo...

Llevar los sillones a la luna nosotros mismos, Mariana... eso es lo que podríamos hacer